Cuantos estudian administración de empresas aprenden que las personas tienen resistencia al cambio, es decir, que prefieren seguir las rutinas en su cargo, no cambiar a un nuevo programa de computación ni realizar nuevas tareas. Todos los empresarios saben que sus empleados ponen barrera a modificar sus horarios o costumbres. Y es de dominio público que esta resistencia al cambio crece con la edad. Así que los empresarios experimentados le dan mil vueltas a la cabeza para ver cómo cambiar a quienes trabajan en su empresa y elevar el índice de productividad. Pero todo esto es un poco teoría.